Poemas De Amor

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Para Un Enamorado Del Desamor...

Solo amistad entre tu y yo...

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Ai Shiteru...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La mariposa y el aguila real

Apenas hace unos días llegó una mariposita de colores a mi habitación, aleteaba y aleteaba en mi ventana, hacía un ruidito tan peculiar, que no tardó mucho en despertarme… yo con mis ojos entre abiertos (o entre cerrados… es subjetivo y da lo mismo), la dejé entrar, se posó sobre un libro de poesía y comenzó a llorar. Yo no tenía ni la más remota idea de que era lo que pasaba (ni siquiera tenía idea de que las mariposas lloraban), pero algo dentro de mí, me impulsó a acercarme a ella y a preguntarle:
-¿Qué te sucede pequeña mariposa?
-Me enamoré de un águila real y… bueno yo… quería que… yo no sabía que… (waaaa!!** comenzó a llorar de nuevo, pero con más fuerza la pequeña mariposa).
-Tranquila pequeña, enamorarse no es malo (he aquí a la princesa mazapán intentando consolar a una mariposa), siempre y cuando de esto consigas una enseñanza…
-No, es que, me enamoré de él y prontamente lo comencé a amar y entonces… (waaaa… otra vez lloró)
-Ya sé, terminaste lastimada, por eso traes tus alitas medio rotas, ¿cierto?...
-Falso (contestó entre los mismos sollozos la mariposita, ¿cómo le hacía para llorar y prestarme atención a la vez?).
.Entonces explícame, pero sin llorar, por favor, que no entiendo nada.


(Todo queda en silencio, pero es irrumpido por un frágil suspiro prolongado emanado de la mariposita).
-Yo creía que era un papalote, un papalote de colores, me veía en algunos espejos y yo veía un papalote, sí, un papalote pequeño de cuatro colores… así volaba por la vida, creyéndome papalote. Un día mientras volaba como cada mañana, me estrellé con un ave hermosa, era tan bonito, tan grande y tan fuerte… era simplemente perfecto. Los dos caímos al vacío y al recuperarme pedí mil disculpas, el águila me dijo que no había cuidado, mientras se sacudía el polvo, yo quedé como hechizada, me sentía como un alkaceltzer…
-Esa sensación de efervescencia fue por el golpe, no por ver al águila…
-(La mariposita, ignoró mi comentario soso y prosiguió con su relato)… Entonces noté que el águila tenía una espinita en su patita y lo seguí, cuando lo alcancé, le dije: Disculpe, ¿lo he lastimado?, a lo que fríamente contestó: No. Pero aunque él alzó el vuelo yo lo seguí y lo seguí, quería quitarle esa espinita, pobrecito, imaginé que le dolía.
Debería permitir que yo lo curara, le dije.
¿Sigues aquí?, date cuenta que soy un águila real y soy muy fuerte, solo fue un golpe, he caído de más alto y aquí sigo, me han pasado muchas más cosas y aquí estoy. Soy un águila real, soy fuerte, nada me lastima, yo soy muy fuerte, muy fuerte, valiente y fuerte, optimista y fuerte, pero en fin, si te empeñas tanto en curarme, adelante, pero te repito que solo es un rasponcito…
-Malhaya, soberbio… todos necesitamos ayuda, pero bueno, reconozco que él NO TE LA ESTABA PIDIENDO.
-Sí, princesa azucarada, pero yo creí que podía ayudarlo, así que le dije que fuera a mi casita, para que lo curara, desde luego…
-Desde luego.
-Entonces el águila real, me siguió y se dejó mimar por mí, él me dijo que yo era un papalote bonito y muy bueno, le dije que yo era una papalotita, una cometa de colores, pero que no era bonita, él me dijo que si lo era y comencé a salir con él… entonces, él y yo…
-Espérate… ¿Se hicieron novios? O a ver, explícate, porque ya me confundí…
-Sí, algo así.
-Vaya y yo que pensé que confundir a un príncipe azucarado con un príncipe de hiel era raro… ¡Chispas!...
-Me hizo sufrir mucho, él volaba muy alto, y yo a veces no lo alcanzaba, se aprovechaba de mi convicción absurda de sentirme papalote, y cuando quería volar solo, me amarraba a un árbol y me dejaba ahí, solita y triste, una vez, olvidó meterme a mi casita y me moje todita, pensé que moriría, un rayo cayó cerca de mí, cayó en el árbol que me sujetaba, rompió la cuerdita y pude medio volar a mi casita, al llegar, me asusté porque todo estaba oscuro, yo estaba empapada, creí que mis colores habían desaparecido, me sentía muy mal, muy triste, pero me sentí mejor cuando vi que él dormía tranquilamente en mi camita, yo despacito…
-No puede ser, es absurdo, es inconcebible, es aberrante, es… es…
-Yo, despacito y con mucho cuidado intenté meterme en mi camita también, el despertó y me dijo que si podía ir a dormir a la salita, porque si me quedaba con él lo iba a mojar y sus ala podían ensuciarse. Yo entonces, corrí a dormir a la salita, cuando desperté, me dijo que me veía fatal, toda desteñida, sin colores, pero que era normal, era yo una débil cometa de papel, solo un papalote, pero que aún así me quería. Yo era feliz siendo amada por el águila real y él era feliz, conquistando aves multicolores, mientras yo recibía lo que él me quisiera dar de amor…
-Ingrato, ojalá que siempre se sienta fuerte…
-Un día como tantos otros, me trató como basura y me lanzó a un pozo profundo de tristeza y desolación, me quedé estancada ahí por días, semanas, meses… pero ahí conocí a mis amigos los gusanitos, las oruguitas… uno de esos que te digo, me llevo a un charquito de lodo y me dijo mira, esa eres tú, ¿qué vez?, veo, le dije, una papalotita desteñida. El gusanito anciano sonrió y me dijo que no era yo un papalote, sino una mariposa multicolor, pero yo no le creí, así que busqué un espejo, y vi claramente que era yo un papalote de cuatro colores un tanto desteñidos.
-Ay mariposita, no todos los espejos te dicen la verdad a veces los charcos, te muestran más la realidad…
-Si, pero eso lo aprendí después de todo el sufrimiento que causó en mí el águila real.
-Pues ¡que su Dios lo bendiga!...
-Amén…
-Bien dicho.
-Si pero es que lo he vuelto a ver, hoy, le he visto hoy, quería abrazarlo… y lo abracé. Quería besarlo y lo besé. Quería volver a ser suya y…
-Sigues siendo de él…
-No, nunca he sido de él, ni de nadie, solo soy mía.
-¿Lo amas aún?
-Con toda mi esencia…
-¿Sufres?
-Sufre más él…
-¿Te ama?
-Sufre más él, porque no sabe amar y no quiero ni imaginar lo horrible que debe ser eso.
-Pobrecito, que vacío ha de estar, que hueco tan enorme debe tener en su alma.
-Si, lo amo, lo he comprobado, todavía lo amo, pero aunque él no me ame, ya no me duele amarlo… SOY UNA MARIPOSA.
-ERES UNA MARIPOSA… muy hermosa por cierto, Oye y ¿le quitaste la espina?
-Ah, lo olvidé…
-¿Olvidaste quitársela?
-Jajajaja, no princesa azucarada, olvidé decirte, no era una espina, fue una espina, ahora ya es parte de él, es ahora un pedazo de piel.
-Ay, no, pobre águila real…
-Sr. Águila real
-Ah… que barbaridad… ok, pobre Sr. Águila real…
-Pues si. Pobre. Pero no lo conmiseres, de todas formas algún día aprenderá, es un águila real, ¿recuerdas?
-Ammm, bueno, tú te creías papalote siendo una bella mariposa, y si ¿él...?
-Noooooo, por favor ni siquiera lo insinúes, él es un águila real, lo es, lo es, lo es, por piedad, déjame creer que es un águila real hermoooso, te lo ruego princesa, no me quites esa ilusión que de a ratos me mantiene viva, con la esperanza de que él se encuentre mejor.
-Perdón. No quise herirte bella mariposa.
-Jajaja y no lo has hecho, me tengo que ir, es un tanto tarde y mi vida está por acabar, tengo muchas flores que visitar antes, y dormir sobre ellas y amarlas a todas y probar su polen.
-Muy bien, cuídate, y recuerda, cuidado, que un águila real puede andar suelta.
-¡Si! Lo mismo un Pikutis, un príncipe de hiel o peor aún… Car…
-¡Calla! Jajajaja lo tomaré en cuenta, ve tranquila, a mi de pronto me han entrado unas ganas enormes por escribir.
-Como debe de ser.
-Si.
-Hasta que me necesites… nos vemos.
-Hasta que te necesite.
(y la mariposa salió por mi ventana, bella radiante, reflejando los hermosos colores de sus alas).
Ya lo decía yo… demasiada fragilidad la de la mariposa y tremenda imponencia la del águila, era demasiado predecible un final trágico.
-Usted cállese grillito metiche, eso es lo menos importante, lo rescatable es que hoy, hemos aprendido algo ¿cierto? Hemos aprendido en un rato lo que a ella le costaron años de dolor… ¿verdad?
Verdad.
(escribo…)

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